Además de que los lazos afectivos se estrecharán, el niño aprenderá a asimilar los sonidos de su lengua natal. Algunos estudios aseguran también que, durante el primer año de vida, escuchar conversaciones forma la mente y hace al niño/a más inteligente.
Así se conseguirá estimular sus reflejos, que tenga mayor rapidez mental, una mayor capacidad para el aprendizaje rápido y más potencial para asimilar y recordar lo aprendido.
Así se conseguirá estimular sus reflejos, que tenga mayor rapidez mental, una mayor capacidad para el aprendizaje rápido y más potencial para asimilar y recordar lo aprendido.
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